domingo, 1 de octubre de 2017

1 de Octubre


Hoy, que pretendía morderme la lengua y vivir la angustia que me provoca esta situación en silencio me he levantado viendo como en mi país se sigue combatiendo la democracia a golpe de porra y patadas. Hoy voy a expresar lo que siento, sin reparar en la estrategia política de uno u otro bando y ni siquiera en lo que significa hoy pertenecer a uno. Simplemente quiero contar lo que siento.

Yo, que admito mi propia incoherencia y la asumo como parte fundamental para valorar cualquier debate que me enriquezca y me haga cambiar de opinión o disuadirme las dudas y aferrarme a mis propias ideas. Yo, que nunca he creído en banderas y sin embargo defendería aquella por la que luchó mi abuelo. Yo, que siendo española os pediría que no nos dejaseis, probablemente sería independentista en la otra parte del país. Frente a cualquier duda o cualquier incoherencia de mi opinión en este escenario sí encuentro luz en algunas acciones que rechazo con fuerza desde lo más profundo de mi ser. Me revientan el pecho  las imágenes de la Guardia Civil persiguiendo papeletas y urnas,  de las cargas policiales contra la población que pide democracia, las de manifestantes portando la bandera nacional, cantando el Cara al Sol, recordando tiempos de sangre y miseria, y en definitiva, riéndose de nuestros muertos.

A esto sumo la irresponsabilidad política para resolver el conflicto, a la incapacidad de dialogo, a la ineptitud de nuestros representantes que se han dedicado a echar gasolina a unas llamas pensando que nunca arderían.

Si hoy fuera catalana respondería a los argumentos de ilegalidad defendiendo que ninguno de los derechos que hoy tenemos fueron legales siempre. A los que ponen la Constitución como referencia les recordaría  el Art104 CE. Las Fuerzas y Cuerpos de seguridad, bajo la dependencia del Gobierno, tendrán como misión proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana.

Siendo española os pediría que os quedarais, que nos ayudarais a derribar las respuestas totalitaristas, a superar el fascismo, a vencer el miedo. Os diría que España os necesita, no en términos económicos, sino en términos morales. Os necesitamos como ejemplo de ciudad libre, abierta y plural, ciudad de acogida, de abrigo, de inspiración y arte.

Y siendo yo, desde la incoherencia de sentirme del mundo y de ninguna parte, os diría que si hoy me dieran la oportunidad de constituir mi país de cero, de construir la realidad que quiero, de proteger mi historia y elegir el futuro de mis hijos, me aferraría a ella. Asumiendo la ilusión de que no será tan fácil, de que quedarán heridas, pero sintiendo que es la única solución de salvar la dignidad de aquello en lo que creo.


Y aun así, os pido que os quedéis.